Jerez pone rumbo a El Rocío con una tranquila salida de la ciudad

La hermandad jerezana cumple con el rito de la partida saliendo de Santo Domingo tras la misa de romeros. Todo apunta a que el tiempo no será el mejor aliado de los romeros.
POR DIARIO DE JEREZ.Un año más, en el que además se celebra el cuadragésimo camino atravesando el Coto de Doñana,  la hermandad jerezana se echó al Camino para buscar a la Blanca Paloma, en una romería que se inició cumpliéndose con todo el ritual de la partida: arrancó con la sentida y preciosa misa de romeros en Santo Domingo, el adiós a Jerez por el recorrido acostumbrado y los primeros kilómetros de una jornada especialmente dura por la distancia que se recorrió. 
El ambiente de la salida fue muy justito. Tampoco en años precedentes han habido multitudes. El tiempo no fue precisamente el mejor. No ayudó a coger temperatura. Más bien se pasó frío y nubes, que dejaron caer algún chaparrón. Eso sí, no faltaron las ganas y el entusiasmo de los que se integran en una comitiva muy vistosa y colorista, además de elegante, bien dispuesta y muy organizada. 
Los números vuelven a ser la tónica de los últimos rocíos en los que las cifras de participantes han ido bajando sensiblemente, algo que ayer no se percibió en la salida, ya que en Cristina sólo estaba la caballería, los carros y algún coche. De la crisis sigue sin escaparse lo rociero. Tanto es así que los embarques del día, con hermandades importantes como Sanlúcar, fueron muy fluidos, rápidos e incluso adelantados a los horarios previstos. No obstante, el Simpecado jerezano embarcó a las seis y diez de la tarde, pero desde dos horas antes ya comenzó el transbordo para coches y caballos que se adelantaron. Un dato, el día de ayer, citando una fuente oficiosa, los embarques bajaron entre un 30 y un 40%. Es una buena muestra de que no se remonta y que en el camino van quedando los puros, los que desean peregrinar y los que aman esta vocación rociera en toda su dimensión por encima de las coyunturas temporales, aunque haya que ahorrar. Las cifras de Jerez son unos 170 vehículos, 14 carros, uno más que en 2012, y 60 que van andando. El cálculo global asciende a unas 1.800 personas con Jerez. 
La parte espiritual del Camino se cumplió con el rezo del Ángelus en el Barroso y se pudo almorzar muy rápidamente en Ventosilla. Desde allí hasta Sanlúcar buscando Bajo Guía con la ayuda de la Guardia Civil, que se lo trabaja de lo lindo, para alcanzar la playa sin contratiempos con terreno despejado por delante y con un despliegue de seguridad algo desproporcionado al volumen de personas, vehículos y animales que tiene este momento la romería, que no es el de antaño. En cualquier caso, más vale que en materia de seguridad sobre que falte. Las barcazas de Cristóbal se las aviaron perfectamente para la operación del tránsito de la desembocadura del Guadalquivir, bajo la atenta y algunas emocionadas miradas de centenares de curiosos y de rocieros que se quedaron en ‘tierra’, junto a los ‘guiris’ que nunca faltan a esta cita. La excelente restauración de Bajo Guía seguro que lamenta el bajón, pero lo precios prohibitivos siguen siendo los mismos.
En las arenas de la playa las percepciones son bien diferentes, según en la orilla donde se encuentre. En la de Sanlúcar, nostalgias y un puntito de envidia por lo que se adivina en la distancia al otro lado; en la de Malandar, muchas ganas de decir adiós y adentrarse en las maravillas que regala a los sentidos Doñana con aromas a pino, romero, a marisma y a la mar cercana. Pero sobre todo, olor a Rocío y a la presencia de la Virgen, que ya está más cerca.

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