Mostrando entradas con la etiqueta Hermandad del Rocio (Jerez). Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Hermandad del Rocio (Jerez). Mostrar todas las entradas























La hermandad cerró el camino hasta la aldea presentándose ante la Blanca Paloma Como siempre, júbilo, cantes y bullicio en el largo rato de espera antes de llegar a la ermita.
POR DIARIO DE JEREJerez no cuenta su tradición rociera por siglos. Es más, no llega a la centuria su fundación. Sin embargo, en sus ochenta años ha sido capaz de demostrar su gran rocierismo, una devoción a la Reina de las Marismas que se extiende por todos sus segmentos sociales, desde el más humilde hasta el más notable. 

Es adalid de ese rocierismo que han dejado los buenos rocieros que forman parte de su historia. Abanderado de gestas notables en lo emocional, espiritual y en una pureza romera acorde con la verdad que se persigue en todo esto. Pero además lo hace ahora y antes con estilo, elegancia y señorío, ese del que tanto presume el jerezano y pone de manifiesto en cualquier ocasión que se le presenta. Y el Rocío es una de esas ocasiones, más aún cuando se trata de proclamar 'aquí está Jerez'. Es lo que sucede cada año cuando la hermandad entra en la aldea. 

Ayer fue un calco de esa alegría, gallardía y elegancia con la que los jerezanos se presentan ante el orbe rociero reunido en la romería. La estampa fue una vez más única y sabe a Jerez por sus cuatro costados, con el numeroso grupo de caballistas escoltando a Reyes Domecq, con su banderín de camino, y las banderas de la hermandad, en las alturas, estribadas en las monturas de jinetes. 

Con la misma tónica meteorológica de los días anteriores, el frío viento de poniente acompañó la mañana de la presentación, con nubes que dejaron escapar algún chubasco. La eterna imagen se repitió con la carreta del Simpecado, escoltada por los peregrinos, y los 14 carros atravesando un torbellino de cantes, vivas a la Virgen y a Jerez, sevillanas desde los porches de las casas, colmadas de gente de esta tierra de albarizas. Y también cantadas a pie en plena bulla en las calles Bellavista y Muñoz y Pabón. Fueron minutos de gloria rociera al estilo de Jerez, que se goza hasta el extremo; que llena los espíritus e hincha el orgullo de pertenencia a una hermandad que en lo tocante a las formas y cumplimiento sigue siendo ejemplar. También elegancia en el vestir de los jinetes, amazonas y las rocieras jerezanas que lucen sus mejores galas para una jornada en la que hay que ponerse guapos y guapas porque hay que 'ronear' de jerezano y jerezana, que eso en el Rocío pesa mucho. 

A las 15.45 horas, más tarde de lo habitual, la hermandad llegaba a la explanada frente a la ermita. Sonó el himno nacional. Repicaron con fuerza las campanas. Las mulas del Simpecado tiraron con fuerza para acercarse lo más posible a la 'guardia' almonteña que esperaba en la puerta del templo; cabezas destocadas, como corresponde al respeto del momento; la Virgen en su altar preparada para salir por tercera vez en poco tiempo ; rezo de la Salve; miradas de emoción hacia la penumbra del interior de la ermita; besos, abrazos, agradecimientos y enhorabuenas por la misión cumplida y van cuarenta años haciéndolo por Doñana. 

Fue un día intenso, como se corresponde con el sábado de presentación. Intenso en lo emocional y en las formas, que no se pierden ni se relajan en la hermandad, pero también con una percepción de más tranquilidad en la aldea, circunstancia que a casi nadie escapó. Es la tónica que se repite desde hace algunos años. Hubo menos gente. "Estamos los que de verdad queremos esto", fue el argumento más recurrente entre la gente en otra romería de los años de crisis. El Simpecado entró en la capilla de la casa y copas de jerez para brindar y dar más vivas a la Señora, que por ella sucede todo esto.
El tiempo fue más agradable en la jornada en la que se disfrutó de los primeros arenales Oficiada la primera misa en el camino con los simpecados de Jerez y el puerto
.POR DIARIO DE JEREZ.
No es lógica la paliza del miércoles y la que espera mañana en comparación con lo poco práctico del jueves, pese a que haya razones de peso para no eliminar este día de camino ya sea por cuestiones de organización o lo que sea. Si atendemos al principio de caminar y llegar a una meta, el jueves es inocuo aunque para el rociero que va en la comitiva es un día, eso sí, para disfrutar de lo lindo. No hay prisas, todo fue a un ritmo que no agobia ni mucho menos. Es más, por el corto trayecto a recorrer se lo pueden tomar con toda la calma del mundo, incluso haciendo sus propios horarios al margen del ritmo de la hermandad, algo que siendo ortodoxos vulnera el espíritu que debe imperar. 

La hermandad empezó a disfrutar de Doñana, de su inmensidad, de su belleza y de la armonía que se respira en este extraordinario espacio, con la deseada luminosidad del sol, que saca los colores y la hermosura del lugar; con la sensación de reencuentro con las arenas, los brezos, las marismas y los aromas que regala cada rincón del Coto. El tiempo se presentó bastante fresco, con más sol que nubes. 

Así, el primer encuentro espiritual del camino fue la clásica misa que no ofició el obispo José Mazuelos, como estaba previsto. Sí la presidieron los capellanes de Jerez, José Gil, y de El Puerto, Ángel Pérez del Yelmo, con la presencia del presidente de la Unión de Hermandades, Pedro Pérez. Es todo un rito para Jerez que apela a la tradición de conservar el culto en el camino, pese a que la dirección espiritual de la hermandad sigue un tanto difusa desde la obligada 'retirada' del recordado, anhelado y querido padre Alexis. 

Sin embargo siempre ha habido y habrá un cura con la hermandad, a diferencia de lo que sucede en no pocas hermandades cuyos cultos de camino se restringen a poco. Caballistas en segunda fila y romeros en primera siguiendo la misa; detrás y ajenos, la mayoría tomándoselo con parsimonia tras una noche que fue larga y relajada. O sea, que la misa no formaba parte de sus prioridades del día. 

En ese mismo espacio sin arboleda, excepto por las riberas de la misma marisma, se repartían las acampadas aquí y allá, excepto el núcleo central señalado por la carreta de plata escoltada por los 14 carros. Dejando atrás la Marismilla, se rezó el Ángelus. Y después, arenas y rodás castigadas por el paso de las hermandades que preceden a Jerez. Castigadas, sí pero menos si miramos atrás en el tiempo en cuanto al volumen de vehículos. 

Ya no hay apenas eucaliptos. Esta especie ajena al ecosistema de Doñana está siendo eliminada. Pero en la parte de atrás del palacio de la Marismilla, aún pervive uno, alto y enhiesto, que nos recuerda que allí mismo hace algunos años la hermandad rezaba el Ángelus a la misma hora que el bueno de Pepe Antonio subía hace tres años junto a la Blanca Paloma. 

Los peregrinos, como cada camino, volvieron a tener su momento en su rincón, un lugar junto a la rodá, que se abre a una laguna o marisma, donde los que van andando rezan y cantan al Simpecado. Este año hubo un recuerdo para el hermano mayor y también para Javier Escobar por sus diez años tras el Simpecado. 

El encuentro, además de invitar a todos a ser caminantes en el corto tramo que va hasta el rengue de almuerzo, regaló unos minutos de gloria rociera con sevillanas y plegarias a la Virgen junto al Simpecado. Fueron unos momentos que pocas veces se han vivido en el camino de Jerez.
La hermandad jerezana cumple con el rito de la partida saliendo de Santo Domingo tras la misa de romeros. Todo apunta a que el tiempo no será el mejor aliado de los romeros.
POR DIARIO DE JEREZ.Un año más, en el que además se celebra el cuadragésimo camino atravesando el Coto de Doñana,  la hermandad jerezana se echó al Camino para buscar a la Blanca Paloma, en una romería que se inició cumpliéndose con todo el ritual de la partida: arrancó con la sentida y preciosa misa de romeros en Santo Domingo, el adiós a Jerez por el recorrido acostumbrado y los primeros kilómetros de una jornada especialmente dura por la distancia que se recorrió. 
El ambiente de la salida fue muy justito. Tampoco en años precedentes han habido multitudes. El tiempo no fue precisamente el mejor. No ayudó a coger temperatura. Más bien se pasó frío y nubes, que dejaron caer algún chaparrón. Eso sí, no faltaron las ganas y el entusiasmo de los que se integran en una comitiva muy vistosa y colorista, además de elegante, bien dispuesta y muy organizada. 
Los números vuelven a ser la tónica de los últimos rocíos en los que las cifras de participantes han ido bajando sensiblemente, algo que ayer no se percibió en la salida, ya que en Cristina sólo estaba la caballería, los carros y algún coche. De la crisis sigue sin escaparse lo rociero. Tanto es así que los embarques del día, con hermandades importantes como Sanlúcar, fueron muy fluidos, rápidos e incluso adelantados a los horarios previstos. No obstante, el Simpecado jerezano embarcó a las seis y diez de la tarde, pero desde dos horas antes ya comenzó el transbordo para coches y caballos que se adelantaron. Un dato, el día de ayer, citando una fuente oficiosa, los embarques bajaron entre un 30 y un 40%. Es una buena muestra de que no se remonta y que en el camino van quedando los puros, los que desean peregrinar y los que aman esta vocación rociera en toda su dimensión por encima de las coyunturas temporales, aunque haya que ahorrar. Las cifras de Jerez son unos 170 vehículos, 14 carros, uno más que en 2012, y 60 que van andando. El cálculo global asciende a unas 1.800 personas con Jerez. 
La parte espiritual del Camino se cumplió con el rezo del Ángelus en el Barroso y se pudo almorzar muy rápidamente en Ventosilla. Desde allí hasta Sanlúcar buscando Bajo Guía con la ayuda de la Guardia Civil, que se lo trabaja de lo lindo, para alcanzar la playa sin contratiempos con terreno despejado por delante y con un despliegue de seguridad algo desproporcionado al volumen de personas, vehículos y animales que tiene este momento la romería, que no es el de antaño. En cualquier caso, más vale que en materia de seguridad sobre que falte. Las barcazas de Cristóbal se las aviaron perfectamente para la operación del tránsito de la desembocadura del Guadalquivir, bajo la atenta y algunas emocionadas miradas de centenares de curiosos y de rocieros que se quedaron en ‘tierra’, junto a los ‘guiris’ que nunca faltan a esta cita. La excelente restauración de Bajo Guía seguro que lamenta el bajón, pero lo precios prohibitivos siguen siendo los mismos.
En las arenas de la playa las percepciones son bien diferentes, según en la orilla donde se encuentre. En la de Sanlúcar, nostalgias y un puntito de envidia por lo que se adivina en la distancia al otro lado; en la de Malandar, muchas ganas de decir adiós y adentrarse en las maravillas que regala a los sentidos Doñana con aromas a pino, romero, a marisma y a la mar cercana. Pero sobre todo, olor a Rocío y a la presencia de la Virgen, que ya está más cerca.
La hermandad jerezana, compuesta de 1.800 rocieros, comienza esta mañana su 40 peregrinación hacia la aldea. Esta tarde embarcará en Bajo de Guía.
POR DIARIO DE JEREZ.

La hermandad del Rocío de Jerez ha iniciado esta mañana su cuadragésima peregrinación hacia el Rocío con 1.800 rocieros, 14 carretas y con unos 170 vehículos. Aunque la crisis ha vuelto a hacer mella entre los hermanos, Jerez mantiene cifras similares a las del año pasado. 

La comitiva, en una fresca mañana, emprendió su marcha pasadas las 09:00 horas y tras la tradicional misa de romeros, celebrada en la iglesia de Santo Domingo. Una vez colocado el Simpecado en la carreta principal, que lleva restaurada los candelabros, los romeros partieron hacia el Sanatario para cumplir con la tradición de presentar el Simpecado a los enfermos y la comunidad de San Juan de Dios.

Tras la visita, el grupo tiene previsto rezar el primer Angelus en El Barroso, una vez tomada la carretera del Calvario en dirección Sanlúcar. Los romeros almorzarán aproximadamente a las 14:00 horas en la Ventosilla. El embarque a Doñana en Bajo de Guía está fijado para las 17:30 horas según horario establecido por el Plan Romero. 

Por otro lado, la hermandad jerezana estará este año acompañada por el sacerdote dominico, José Gil, oriundo de León y que, según el hermano mayor Isaac Camacho,  "llega con mucha ilusión y cargado de ganas sobre todo después de ver con nosotros el pasado domingo el traslado de la Virgen desde Almonte a su ermita". 

Camacho, además, destacó que "este año es sin duda es muy especial por todo lo que concurre en el Año Jubilar aunque para la vida del rociero la romería de Pentecostés es la culminación del año, pese a que en este 2013 vamos muy llenos de la Virgen". 
En el año 1973 se vieron los primeros carros de El Quema tras el Simpecado, estampa que se mantiene hoy en día.
POR DIARIO DE JEREZ.
La Hermandad del Rocío de Jerez celebra una efemérides muy especial, los cuarenta años que lleva yendo al Rocío por Doñana y con la configuración actual de situar tras el Simpecado las carretas de las que son titulares las peñas rocieras. La hermandad no ha querido dejar pasar este 'cumpleaños' convocando un acto central mañana jueves en el Casino Jerezano. Se trata de una mesa redonda bajo el título '40 caminos por Doñana', que tendrá lugar a las 21 horas. 

La tertulia será moderada por el rociero Andrés Villagrán y contará con la participación de Lolo Bernal, pionero en las arenas del Coto; José Barrera, también precursor del camino por Doñana y ex alcalde de carretas; Álvaro Domecq, otro de los pioneros del camino, junto a dos veteranos y reconocidos rocieros Eduardo Espinar y Pedro Sánchez, todos relacionados con esa romería de 1973 en la que por primera vez se vieron los carros por iniciativa de la peña El Quema. Algunos de ellos han recibido el pasado domingo la insignia de oro de la corporación como Lolo Bernal, junto a otros como Felipe Merino Sánchez, que fue hermano mayor de la hermandad, y Antón Mateos Rodríguez Villamil, muchos años alcalde de carretas. 

Estos reconocimientos. de forma indirecta se relacionan con esta efemérides. En la misma función principal en la que se distinguieron a estos veteranos rocieros, también, a propuesta de un grupo de hermanos, la junta de gobierno nombró a Jaime González-Gordon Díez, Hermano Mayor Honorario, "por sus innumerables méritos como rociero y colaborador en sus ya muchos años como hermano", justifica la hermandad.
 La Señora de Almonte
ROCIO